En la habitación del hospital en la que ingresó compartía habitación con una mujer que tenía fuertes deseos sexuales. ¡Se sienta a horcajadas sobre mí, que no puedo moverme debido a una pierna rota, y mueve sus caderas vigorosamente! Hitomi, cuyos grandes pechos me pesaban y mi esperma fue drenado por el pistón que penetraba profundamente dentro de mí una y otra vez.