Emi, que parece tranquila a primera vista, es una joven esposa que lleva dos años casada. El hábil tormento del hombre hace que su piel blanca como la nieve convulsione y se corra violentamente, aunque esté avergonzada. Emi, que estaba agotada, fue obligada a gatear a cuatro patas y su núcleo sensible fue atacado por detrás, haciendo que sus caderas ondularan por detrás y jadeando pesadamente. Emi se corre muchas veces y disfruta del sexo con su marido.