Reiko se vio obligada a casarse con su actual marido, que trabajaba en el mismo lugar de trabajo, pero su relación se interrumpió desde hace bastante tiempo y, además, su marido ha estado jugando juegos sexuales. Para empeorar las cosas, estaba bajo presión de su suegra, quien le decía que no necesitaba una esposa que no pudiera tener nietos. Un día, mientras consolaba mis frustraciones diarias con mis propios dedos, un hecho accidental me hizo darme cuenta de mis preocupaciones.