Después de mi divorcio hace unos años, mi madre, que me crió sola, fue hospitalizada. Satoshi, el único hijo, estaba en la habitación del hospital mirando aturdido la mano delgada de su madre. Satoshi está preocupado por su futuro y, sobre todo, por si podrá pagar el tratamiento de su madre. La tía de Satoshi, Natsuko, viene a visitarla. Ha pasado mucho tiempo desde que conocí a Natsuko y ella dice: Está bien.