Después de sufrir acoso en la escuela de la ciudad y negarme a ir a la escuela, me mudé a la casa de mis padres, donde luché por encajar. Sólo mi tía, que vivía conmigo, fue amable conmigo. Estaba tan feliz que me encontré abrazando a mi tía... Cuando me disculpé desesperadamente, mi tía dijo: Está bien... ¡e incluso me hizo una mamada...! Mi primera experiencia me hizo explotar de deseo sexual.